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El extraterrestre en el contexto soviético de la Guerra Fría. Ikarie X-B 1

Ikarie X-B 1 (1964) dirigida por Jindřich Polák

 Voyage To The End Of The Universe ( 1964) English Version HD Remaster : Free Download, Borrow, and Streaming : Internet Archive

El 12 de abril de 1961, desde el Cosmódromo de Baikonur en la Unión Soviética, se lanzó la nave espacial Vostok 1 con Yuri Gagarin a bordo, el primer ser humano en viajar al espacio. Este logro histórico, enmarcado en el contexto de la Guerra Fría y la carrera espacial, tuvo un impacto trascendental en la sociedad y cultura soviética. La muerte de Stalin en 1953 y el proceso de desestalinización liderado por Nikita Khrushchev marcaron el inicio de un periodo de mayor libertad artística y experimentación que, también, se reflejó en un renacimiento de la ciencia ficción. La cinematografía soviética produjo una serie de dramas sociales ambientados en un contexto cósmico, empleados como herramienta de propaganda ideológica. Estos filmes reflejaban el optimismo científico y tecnológico de los logros de la URSS y sus satélites, al mismo tiempo que promovían los valores del colectivismo y la solidaridad, pilares esenciales en la construcción del hombre nuevo socialista.

A principios de los años sesenta, Der schweigende Stern (The Silent Star, 1959, Kurt Maetzig) y Planet Bur (1962, Pavel Klushantsev) ofrecieron historias centradas en misiones espaciales a Venus, con tripulaciones compuestas por cosmonautas hombres y mujeres en tono heroico. Aunque estas producciones se desarrollaban como aventuras espaciales relativamente convencionales, incorporaron un matiz sutilmente pesimista desde una perspectiva filosófica y ética. A diferencia del cine occidental, que a menudo se enfocaba en invasiones extraterrestres o futuros distópicos, las películas soviéticas de ciencia ficción tendían a ser más introspectivas. Estas obras reflexionaban sobre la naturaleza humana, la responsabilidad ética de la ciencia y el papel de la tecnología como herramienta clave para construir un futuro comunista ideal.

Der schweigende Stern, coproducción entre Alemania Oriental y Polonia y basada en la novela Astronauci de Stanisław Lem, narra la historia de una misión espacial multirracial enviada por el Gobierno Mundial Unido para investigar la posibilidad de vida inteligente en Venus. Al aterrizar, los exploradores descubren que los venusianos se habían destruido a sí mismos hace mucho tiempo debido a una guerra nuclear. Además, encuentran que antes de su extinción, habían desarrollado un arma destinada a destruir la vida en la Tierra, que aún permanece activa. Los restos de la civilización alienígena, con ciudades derretidas y bosques cristalizados, son uno de los elementos más impactantes de la cinta y contribuyen significativamente a su atmósfera visual y narrativa.

Planet Bur sigue un esquema narrativo similar. Varias naves espaciales soviéticas se dirigen a Venus para llevar a cabo la primera exploración del planeta. Una vez en la superficie, los cosmonautas enfrentan una serie de aventuras que incluyen encuentros con plantas carnívoras gigantes, dinosaurios y pulpos, que culminan con el descubrimiento de indicios de vida inteligente antropomorfa. El impacto de la película no se limitó al ámbito soviético. Roger Corman adquirió los derechos de la historia y produjo dos adaptaciones que se ajustaron a la tendencia del cine de explotación. Estas fueron Viaje al planeta prehistórico (Voyage to the Prehistoric Planet, 1965), dirigida por Curtis Harrington, y Viaje al planeta de las mujeres prehistóricas (Voyage to the Planet of Prehistoric Women, 1968), dirigida por Peter Bogdanovich.

En este contexto, la poco conocida producción checa Ikarie XB 1 (1964), dirigida por Jindřich Polák, destaca como una de las obras más sorprendentes, tanto por su calidad técnica y artística como por la influencia que ejerció en Stanley Kubrick para la creación de 2001: Una odisea en el espacio (1968). Basada en la novela de Stanisław Lem La nube de Magallanes, la película sitúa su trama en el año 2163 y desarrolla la expedición terrícola hacia un planeta del sistema estelar de Alfa Centauri en busca de vida extraterrestre. Durante el viaje, la tripulación enfrenta el envenenamiento radiactivo provocado por una maligna estrella oscura, que resulta ser una nave espacial del siglo XX abandonada. Este encuentro desencadena trastornos mentales en los cosmonautas, lo que sirve para acrecentar la tensión dramática. Especialmente, la cinta checa sobresale por su diseño de producción innovador, su fotografía en blanco y negro de altísima calidad, efectos especiales avanzados y un guion reflexivo e inteligente. Rodada con un estilo que refleja las vanguardias europeas del cine, Ikarie XB 1 logra transmitir una fuerte sensación de realismo en su representación de la convivencia a bordo de una nave espacial habitada por cuarenta cosmonautas durante meses. La narrativa se enriquece con detalles de la vida cotidiana como son las relaciones amorosas, momentos de humor relacionados con la alimentación, escenas curiosas de ejercicio físico en un gimnasio improvisado y un desconcertante baile de gala a bordo de la nave, con trajes formales y champán, elementos que añaden profundidad y humanidad al relato futurista. La introspección emocional, característica recurrente en las obras de Lem y posteriormente adoptada por Tarkovski, también se refleja en la cinta a la hora de explorar temas como el envejecimiento a diferentes velocidades debido a los viajes a velocidades lumínicas y el aislamiento psicológico causado por la radiación de la estrella oscura.

La influencia de Ikarie XB 1 en 2001 es evidente en aspectos como las escenas en las que los tripulantes realizan ejercicio en condiciones de ingravidez o los minuciosos detalles de la vida cotidiana a bordo de la nave. Sin embargo, es en el desenlace donde esta influencia resulta más notable y potencialmente decisiva. El final de Ikarie XB 1 presenta el nacimiento del primer bebé a bordo de la nave, marcado por su llanto, evento que coincide con la revelación de que una entidad alienígena habita el planeta blanco que orbita Alfa Centauri. Esta entidad, también se revela como protectora de la tripulación, al salvarla de la radiación letal emitida por la estrella oscura. Este desenlace, trascendental y esperanzador, alberga una carga simbólica que nos recuerda a 2001.


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